La Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte coronó la Aldea almonteña y quedó a expensas de dar la bienvenida a las 119 filiales que, en un continuo goteo y durante los próximos días, irán presentando sus credenciales de fervor postrándose frente a la Reina de las Marisma.
Aunque ya son muchos los peregrinos que pueblan las cientos de veredas que llevan hasta la Aldea, no fue hasta la entrada de Almonte cuando Pentecostés cobró todo su significado y magnitud, convirtiendo al Rocío en emblema y centro neurálgico de la fe mariana en el mundo. Como es preceptivo el Chaparral acogió la multitudinaria Misa de Romeros, escenario desde el que partió el Simpecado de camino tras la estela de una inmensa caballería.
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