En palabras del artista: “el recuerdo constante de mi padre ha rondado mi cabeza mientras pintaba este cuadro. Y es que estaba representando a su María Auxiliadora, 'la buena', como él decía. Estaba pintando a la Virgen de su colegio salesiano de la Trinidad, aquella de la que tanto me habló. Estoy seguro de que a mí padre le hubiera gustado ver esta pintura. Y a mí más aún que lo hubiera podido hacer, ahora que ya no está”.
José Cabrera agregó que su padre le había indicado que tenía que usar los colores de la Virgen. “Me habría explicado que la rosa es el color del amor, que en la Virgen María se traduce en obediencia, pureza, feminidad y sencillez. Me habría dicho que el azul, como símbolo de realidad, en la Virgen torna como entrega y lealtad a Dios. Además, me habría pedido que pusiese flores. Muchas flores. Flores como aquellas que tanto me gustaban de pequeño y que veía en esas blancas dibujos chinos que a veces mi padre traía a casa”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario