El cartel, sencillo, no puede ser más significativo e identificativo de la Hermandad macarena. Una pandereta, como las que tradicionalmente adornan las carretas de la filial rociera camino del Rocío. Un homenaje a aquellas familias cristianas y reuniones de amigos que cada miércoles dejan Sevilla para adentrarse en el campo buscando aquellas marismas benditas.
En el centro Ella. La que es ancla de fe del rociero macareno. La Virgen chiquita entronizada en el arco del Simpecado. Por la que suspiran los macarenos, Esa con la que sueñan cada día del año y en Pentecostés se convierte en realidad.
Chema Rodríguez ha dejado una obra maestra en un año poco fructífero en lo que a cartelería rociera se refiere. Un cartel que evoca los caminos rocieros macarenos y donde plasma, de manera magistral, la esencia que evoca el peregrinar de los miles de rocieros que en apenas unas semanas se reencontrarán con la Madre de Dios.
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