Córdoba ha adquirido un sabor especial gracias a la presencia de dos de sus bellezas indiscutibles, la Virgen de la Caridad y la Virgen de la Concepción. Dos maravillas que han recorrido las calles de la ciudad de San Rafael en una recuperación de la cotidianidad perdida que paulatinamente se está instalando en nuestras vidas cofrades.
Dos joyas inmaculadas que han encandilado a fieles y devotos, ávidos de emoción, oración e introspección que han acompañado a la Madre de Dios camino de una nueva jornada para la historia.
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