El imaginero Antonio Luis Troya ha concluido recientemente su última obra. Se trata de un busto de Ecce Homo, realizada en madera de cedro y policromada al óleo. La Imagen posee los estigmas propios de esta iconografía, girando la cabeza hacia el lado derecho y dejando caer su mirada, buscando al espectador.
Entre otros detalles, la boca deja al descubierto parte de los dientes superiores así como la lengua, mientras que la nariz, aguileña, recuerda la ascendencia de Jesús. La corona de espinas, realizada en acacia, provoca diversos hilos de sangre que corren por su rostro, tapados en parte por los dos mechones de pelo que caen delante de las orejas.
La policromía está realizada por el propio imaginero en óleo desde el propio estuco a base de transparencias, veladuras y pátinas. Esta última obra del nazareno tiene como destino ocupar un espacio en la capilla de una hacienda particular.
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