Alrededor de trescientos aspirantes se han dado cita en presencia del imponente crucificado, conscientes de que tenían ante sí la oportunidad de ser partícipes de una cita que pasará a formar parte de la historia de la Sevilla Cofrade y de la memoria colectiva de los sevillanos. Una igualá que se ha desarrollado tras unas palabras de bienvenida del padre Fray Juan Dobado, preámbulo perfecto para una noche para el recuerdo de quienes allí estuvieron y que ha sido la antesala de un pedacito de la vida de la ciudad más hermosa del mundo. No todos podrán sentir a Dios sobre sus hombros pero sí podrán decir que soñaron con ello.
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