lunes, 23 de abril de 2018

Sigue la elaboración del palio de María Stma. del Rocío y Lágrimas de Córdoba

El 24 de abril de 2015, la Hermandad del Perdón de Córdoba marcaba un hito trascendental en la corta historia de la Cofradía. En cabildo general extraordinario, los hermanos de la Corporación de San Roque aprobaron por unanimidad el proyecto de un nuevo paso de palio para María Santísima del Rocío y Lágrimas, diseñado por el artista granadino Álvaro Abril Vela, quien señaló del mismo su pretensión de que fuese “un palio muy cordobés y que jamás sea imitado”.

Un diseño de partida en el que la simbiosis entre la tradición ornamental cordobesa y la apertura a nuevas aptitudes que remozan el lenguaje del arte cofrade queda plasmado sin duda en este altar itinerante que cobija a la Virgen del Rocío y Lágrimas. El característico estilo califal de la Ciudad de San Rafael que representa el paso de palio está especialmente tomado de varios elementos de la Santa Iglesia Catedral, antigua Mezquita mayor de Córdoba, como son la puerta de San Esteban, la Capilla de Villaviciosa, la cúpula gallonada del Mihrab o el programa decorativo de la Puerta de la Cámara de las limosnas, así como las labores vegetales del Salón Rico de Madinat al-Zahra.

Por su parte la crestería queda inspirada en el tejaroz de coronamiento de la fachada occidental de la Mezquita, bajo el que se aloja la portada de San Esteban. Ésta fijó, además, el modelo básico tripartito de la arquitectura cordobesa, por lo que se ahondó en su influencia a la hora de solventar la labor decorativa que se desarrolla en el contorno del 


alfiz de la misma. En cuanto a las bambalinas, partiendo de una composición geométrica basada en los claustros califales de la Mezquita desarrollados en forma de hexágonos en tiempos de al-Hakam II, se insertan las ramas de atauriques entrelazadas de la portada de San Esteban. Para otorgarle una vistosidad compositiva mayor, se apela a la característica de que todas ellas estén enfrentadas, a razón del intradós de los arcos sobre los que reposa la bóveda con nervaduras de la Capilla de Villaviciosa. Las caídas, en lugar de los tradicionales flecos, acogen un juego de 84 borlas de hilo de camaraña que se entremezcla con el empleo del cristal y la plata.

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