lunes, 7 de noviembre de 2016

220.000 personas presenciaron el traslado del Gran Poder de Sevilla a su Basílica Menor

El Gran Poder entraba en su Basílica Menor a las 16:25 horas del primer domingo de noviembre, siendo su traslado histórico en la vida cofrade de Sevilla. El Señor fue seguido por más de 220.000 personas, según las informaciones facilitadas por el Ayuntamiento sevillano. Puntual como requiere la tradición de la Hermandad del Gran Poder, a las 11:00 horas salía de la Catedral de Sevilla la Cruz de Guía y tras ella los más de ochocientos hermanos que alumbraban y acompañaban el transitar del Señor por su ciudad. Sería sobre las 11:30 horas cuando el Gran Poder pisaba la Avenida de la Constitución y la Giralda lo anunciaba a toda la ciudad. En ese momento, Sevilla enmudeció y todas las miradas se centraban en Él, que para muchos ayer visitó Sevilla el mismísimo Dios.
Emoción contenida, rezos, súplicas, agradecimientos, se mezclaron a lo largo del transitar silencioso del Señor de Sevilla. Un silencio roto por la Banda Sinfónica de Sevilla que interpretó dos marchas a su llegada al Ayuntamiento Hispalense. Lo mismo pasaría en la Plaza de San Pedro, donde la Escolaría de María Auxiliadora cantó a Dios en Sevilla y en Monte-Sión, sería la Banda de la Cruz Roja la que ofrecería sus marchas al Gran Poder.

Las Hermanas de la Cruz, reunidas todas en la Casa Madre presenciaron el paso del Señor. Era la primera vez que el Gran Poder visitaba la Compañía de la Cruz. Allí, ninguna hermana quiso perderse el paso del Señor. Ellas como saben hacerlo, a parte de ofrecerle sus vidas en el cuidado del enfermo, le cantaron, le ofrecieron sus mejores cánticos porque el momento lo merecía: "El Gran Poder en las Hermanas de la Cruz". Lo mismo pasaría con las Comendadoras del Espíritu Santo, veían por primera vez al Señor de Sevilla en su casa, también le ofrecieron sus cantos de agradecimiento y alabanza. Como no hay dos sin tres, en Santa Ana el Gran Poder visitó a sus vecinas, las Carmelitas de Santa Ana, también era la primera vez que el Señor llegaba hasta la calle Santa Ana, allí, a parte de la emoción, las Monjas Carmelitas de Clausura recibieron con cánticos al Gran Poder.

El resto del recorrido, del itinerario marcado por la Hermandad, fue un continuo rezo de Sevilla y cuantas personas se habían desplazado hasta la vieja Hispalis para ver al Señor, hasta el sol se alió y ofreció imágenes únicas que pasarán a la posteridad.

El Señor entró en su Casa, en su Basílica, mirando cara a cara a todos los reunidos en la Plaza de San Lorenzo. En ese momento, creyentes y menos creyentes, rezaron al Señor y alguna que otra promesa saldría de esta Extraordinaria del Gran Poder, porque los caminos del Señor son inescrutables y nunca sabremos lo que supuso para las más de 220.000 personas ver al Señor del Gran Poder mirándole a la cara.

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